miércoles, 6 de enero de 2010

Sacrificios humanos


Practicados por casi todas las civilizaciones y a lo largo de miles de años -hoy día presentes en los cultos satánicos-, los sacrificios buscan afianzar la relación entre los seres humanos y el dios. Bajo su superficie brutal e injusta revelan la vulnerabilidad del hombre y su desesperada búsqueda del favor y la gracia divinos.

Sacrificios Humanos

Sangre para los dioses

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FUENTE: Revista "MUY INTERESANTE" Edición de Septiembre


Un sacrificio es, en esencia, un ritual mediante el cual los seres humanos se vinculan con el orden sagrado. Su práctica ha estado presente en las diferentes religiones del mundo y algunas de sus modalidades aún prevalecen. La palabra deriva de la raíz latina sacer, que también hallamos en el término 'sagrado', y el fenómeno se revela como uno de los modos más importantes con el que hombres y mujeres intentan una conexión divina dentro de la ceremonia de un culto especial en el que se cristalizan las expresiones de devoción, servicio y búsqueda de una realidad sobrenatural. El teólogo francés Alfred Loisy lo definió como un rito: "La destrucción de un objeto sensible, dotado de vida o que supuestamente la condene, por medio del cual se pretende influir a las fuerzas invisibles, liberarse del daño que pueden infligir, procurarles satisfacción y homenaje, y entrar en comunión-comunicación con ellas".
A través del sacrificio se entrega a la divinidad lo más valioso que hay en el mundo: la vida que se consagra. Y desde sus primeras versiones en la Edad de Piedra, el sacrificio intenta enlazar la vida con su origen divino para obtener el favor o la benevolencia del dios creador. Si la divinidad es la fuente de vida, la máxima ofrenda que se le puede dar es la existencia misma. Aunque hay ofrendas intermedias y moderadas (por ejemplo, ofrecer flores a la Virgen) el sacrificio por excelencia es la entrega de la vida humana o animal, mediante la que se pretende obtener llegado a conclusiones definitivas. El antropólogo ingles Rdward Burnett Tylor planteó a finales del siglo XIX que el sacrificio surgió como un esfuerzo para calmar la hostilidad de los dioses revelada en las fuerzas naturales. Para William Robertson Smith, estudioso del Antiguo Testamento, en su origen los sacrificios buscaron fortalecer los lazos comunitarios. Por su parte, en La rama dorada James George Frazer relacionó el sacrificio con la idea del rejuvenecimiento de la deidad y la revitali/adón del culto. Algunas perspectivas sostienen que el sacrificio puede tener como propósito marcar una ruptura entre Dios y los hombres. A estas visiones antropológicas se suman los puntos de vista de Sigmund Freud, quien en su obra Tótem y tabú (1913) plantea que el sacrificio se originó en el complejo de Edipo. Otras teorías, como las Raymond Firth, ponen al descubierto que en los sacrificios de cualquier religión intervienen consideraciones económicas que regulan su frecuencia y calidad.

Los seis elementos

En el estudio de los sacrificios se han distinguido seis elementos que interactúan entre sí. El primero es el sacrificador, la persona o colectividad responsable de desarrollar el rito. El segundo es el material del sacrificio u ofrenda. En esta categoría han tenido cabida miles de objetos, pero suelen separarse en ofrendas cruentas, que involucran el derramamiento de sangre y la vida de humanos o animales; ofrendas incruentas, con la libación o aspersión de sustancias investidas de un presunto poder sagrado por sus propiedades vigorizantes; y ofrendas divinas, en las que se sacrifica al dios mismo. El tercer elemento es el tiempo y recinto del sacrificio, que puede llevarse a cabo por ciclos como la siembra y la cosecha, y en un espacio consagrado. El cuarto elemento es el método del sacrificio. El más extendido en las culturas antiguas consistía en quemar la ofrenda, pero también era común arrojarla a las aguas, sepultarla o matarla en un asesinato ritual con armas cortopunzantes. Otros sacrificios no implicaban la destrucción de la ofrenda y consistían en su mera presentación, como los alimentos que se ofrecen en los altares a los difuntos en Japón o México. El quinto elemento es el receptor del sacrificio, aquella instancia o entidad cuya voluntad se propiciará con la ofrenda. Y el sexto son las intenciones del sacrificio, es decir, lo que se pide o agradece.
La historia de las religiones es paralela a la de los sacrificios. Los encontramos en las tradiciones de la India, la antigua Grecia, Roma, el México prehispánico y el mundo islámico. El historiador Roger Bastide considera que habría que indagar su punto de partida en el mecanismo de la ceremonia: UE1 sacrificio es un acto religioso que, por la consagración de una víctima, modifica el estado moral de la persona que lo cumple o de ciertos objetos que le interesan. El sacrificador queda despojado de su ser profano y se purifica; el lugar y los instrumentos se sacralizan; la víctima queda consagrada por el contacto que celebra con el sacrificador".
Es importante señalar que las interpretaciones que se dan a los sacrificios dependen de los contextos en que ocurren. En las sociedades donde predomina la estructura de la comunicación el sacrificio es un intercambio; pero en aquellas basadas en la subordinación, como los feudos, el sacrificio es un acto de sumisión ante la figura del creador.


Una conclusión filosófica


Se cuenta que Polícrates, tirano de Samos entre 538 y 522, llegó a convertirse en uno de los gobernantes más ricos y poderosos. Amasis II, faraón de Egipto con quien se alió, creyó que tal éxito podía irritar a los dioses y le recomendó realizar un sacrificio. Siguiendo su consejo, arrojó al mar su posesión más valiosa: su anillo incrustado con esmeraldas. Días más tarde, un pescador capturó un pez que compartió con el tirano. Mientras los cocineros lo preparaban descubrieron el anillo y se lo regresaron. Amasis optó por romper la alian/a, pues los dioses no habían aceptado la ofrenda y ello era signo de mal augurio. Polícrates fue asesinado. Algunos filósofos y psicoanalistas consideran que la esencia de los sacrificios consiste en resolver el "complejo del anillo de Polícrates": los seres humanos los realizan para calmar el estado de angustia que experimentan por el sólo hecho de vivir; mediante ellos buscan el perdón divino por el excepcional privilegio de existir. La expresión más profunda de esta sensación ocurre cuando la ofrenda y el sacrificador son la misma persona, fenómeno del que se derivan el martirio y la entrega a una causa por el bien común.
Por su carácter irracional, emotivo y arraigado en tradiciones milenarias, la hecatombe Qa raíz griega nos remite al sacrificio de cien bueyes) y la inmolación (del latín ímmo/a/v, derivado de mola, "harina con que se espolvoreaban las víctimas antes de sacrificarlas") son bastante sublimes: renuevan la relación del hombre con lo divino y lo vinculan con el origen del mundo. El escritor suizo Henri Frédéric Amiel supo reconocer su persistencia constante y a veces silenciosa en la época contemporánea: "El sacrificio aún existe en todas partes, y en todas partes el miembro elegido de una generación sufre por la salvación del resto".


Asesinatos milenarios
Sacrificios prehistóricos



Los arqueólogos han hallado pozos del periodo Paleolítico con huesos de animales (osos, bueyes y ciervos) dispuestos cerca de entierros humanos, por lo que se supone eran ofrendas. Aunque se desconoce la deidad a la que estaban dedicados, es posible que también hayan tenido como finalidad el alimento. Este tipo de entierros es frecuente en Europa y se ha llegado a suponer que a ciertos animales se les consideraba apropiados como ofrendas. Algunos antropólogos, como el alemán Walter Burkert (nacido en 1931), han enfatizado la identidad de los sacrificios humanos y animales del Neolítico, cuando la cacería se convirtió en el motor de la evolución humana y dio paso a la llamada 'modernidad del comportamiento', serie de rasgos conductuales que marcaron la diferencia entre humanos y primates, y dieron forma a las primeras religiones. Aunque los detalles e intenciones de los sacrificios más tempranos no resulten comprensibles, surgieron al mismo tiempo que la religión, a la que siguieron asociados en los milenios posteriores. Entre las ofrendas también se han hallado restos de mujeres y niños; quizás fueron sacrificados como parte de un rito para la fertilidad, y es probable que entonces la diferencia entre humanos y animales como ofrendas no estuviera tan marcada. En el Neolítico era común ofrendar hachas; en la Edad de Bronce (3000 a. C.) solían arrojarse armas y joyas a ríos y lagos. En la Edad de Hierro (1200 a. C.) las ofrendas fueron más numerosas y se han encontrado en zonas pantanosas. De acuerdo con los arqueólogos, podría tratarse de botines de guerra para solicitar a los dioses suerte en las batallas. Algunas corrientes aseguran que en ese entonces, como parte de los sacrificios, se practicaba el canibalismo, considerado un fenómeno primitivo. Otros especialistas señalan que el comer carne humana es posterior y que no estuvo relacionado con los grupos de cazadores, sino con las comunidades agrícolas, como forma de propiciar los cultivos y cosechas. Pero incluso esa finalidad está en duda. El canibalismo no pretende agradar a los dioses, sino más bien adquirir el poder y las cualidades de la víctima. Esta idea ha persistido en fases muy posteriores de la civilización. En 2004, en México, el albañil Gumaro de Dios Arias, el 'caníbal de Playa del Carmen' asesinó a su amante y compañero de trabajo porque deseaba tener la misma habilidad de este para manejar las herramientas de albañilería.


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Siervos para el más allá
Sacrificios egipcios

En su libro Sacrificio humano, el antropólogo Jacques Kinnear refiere que el ejemplo más antiguo de un sacrificio se halló al sur de Egipto; se trata del cuerpo de un hombre quien primero fue degollado y luego decapitado. Kinnear explica que en Egipto el sacrificio tuvo dos vertientes: el asesinato ritual de humanos como parte de las ofrendas presentadas a los dioses en ocasiones especiales, y el asesinato de los sirvientes para sepultarlos junto con su amo, a quien servían aun tras la muerte. Se especula que una forma primitiva de sacrificios consistía en matar a los criminales y a los prisioneros de guerra. Las noticias sobre sacrificios en etapas posteriores son aisladas. Hay evidencia de que el rey Amenhotep u mandó ejecutar a siete príncipes sirios en el templo de Amón, en Kamak, y pidió que sus cuerpos fueran colgados en los muros. Aunque no está claro si se trató de sacrificios a los dioses, ello demuestra que los prisioneros eran ejecutados dentro de los templos, lo que revela un elemento ritual. Un documento significativo en este contexto es el Himno caníbal hallado en el Texto de Ja pirámide, la colección de conjuros y fórmulas religiosas egipcias más antigua que se conserva. En cuanto a los sacrificios asociados a la muerte de la nobleza, se han encontrado complejos funerarios de sirvientes, esclavos e incluso miembros de su familia (entierros subsidiarios). Estas personas eran sacrificadas con el fin de mantener su misma posición en la otra vida y trabajar para su amo. Al lado de la tumba del Rey Aha, probable fundador de la primera dinastía, se hallaron restos óseos de mujeres de entre 20 y 25 años de edad que no fallecieron de muerte natural. La reina Merytint aparece acompañada de 41 personas cuyos cuerpos no presentan huellas de violencia; quizás en vez de sepultarlas vivas, las envenenaron.

La práctica de sacrificar personas para acompañar a los dignatarios al más allá terminó con el entierro de Qa'a, último faraón de la primera dinastía. En adelante las personas fueron reemplazadas por figuras de apariencia humana llamadas us-habti que, según la tradición, cobraban vida en el ultramundo para servir a los señores. En contraste, solían sacrificar cabras, gansos, bueyes y antílopes que consideraban como la encarnación simbólica del enemigo del dios al que pretendían honrar.

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¿Mitología o historia?
Sacrificios griegos



La religión griega era politeísta y se conectaba con todos los aspectos de la vida cívica. Su práctica consistía en la oración, la presentación de ofrendas y los sacrificios en honor de los dioses para ganar su favor. Había sacrificios incruentos y cruentos. Eran presentados como ofrenda pan, fruta, vino, leche y miel; solían colocarlos en los caminos y en los montículos funerarios, pues también solicitaban la protección de los muertos. A veces se conservaba parte de estos alimentos y se celebraban grandes banquetes rituales o theoxenia. De acuerdo con la Enciclopedia Católica, el sacrificio se hallaba en el centro de la religión griega y era una práctica cotidiana.

Algunas ofrendas animales se quemaban en los altares siguiendo la práctica del holocausto. Casi siempre se encendía incienso, el sacrificante vestía ropa limpia y se lavaba las manos con agua bendita, misma que rociaba sobre el altar. Entre los animales más sacrificados se contaban cerdos, cabras y gallos. Durante el sacrificio se tocaba música de flautas y la sangre dei ramada por las incisiones se dejaba correr a través de canales especiales para recolectarla. El mérito del sacrificio estaba relacionado con su costo; por ejemplo, en la historia del Minotauro se refiere que cada año los atenienses enviaban a Creta 14 jóvenes para alimentar a la bestia del laberinto.

Se supone que los griegos realizaron sacrificios humanos en tiempos de grandes aflicciones, aunque los arqueólogos no han hallado evidencias contundentes que lo comprueben. La historia de Ifigenia puede ser una descripción de la forma como el sacrificio de personas fue reemplazado por el de animales. Ifigenia era hija del rey Agamenón y la reina Clitemnestra. Ofendió a la diosa Artemisa al matar a un ciervo sagrado y ésta la castigó: cuando Agamenón se dirigía a la Guerra de Troya, Artemisa detuvo el viento en Áulide y con ello impidió el avance de su flota. De acuerdo con la consulta al oráculo, la única forma de aplacar la ira de la diosa consistía en sacrificar a Ifigenia. Cuando Agamenón se disponía a hacerlo, la diosa se compadeció y le permitió que en su lugar sacrificara a una cierva. Los historiadores encuentran una clara analogía entre este episodio y el caso bíblico de Abraham.

En el libro Human Saciiüce in Ancient Greece, Dennis D. Hughes considera importante distinguir entre los sacrificios históricos y los mitológicos, y asegura que "a pesar del veredicto negativo de la arqueología, algunos investigadores siguen aceptando los sacrificios humanos como hechos históricos". En su obra incluye algunas referencias clásicas a los sacrificios humanos en tiempos de guerra y citas del filósofo Porfirio (232-304), quien en su tratado De abstinentia escribió: "|los griegos] riegan sangre humana en los altares".

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Bautismos de sangre
Sacrificios romanos

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En el año 97, en tiempos de la República, el Senado romano emitió un decreto que prohibía los sacrificios humanos. En adelante también fueron prohibidos en todos los pueblos que conquistaron. La condena obedecía a que los propios romanos se concebían como una cultura civilizada en contraposición a las costumbres de los bárbaros. Por otra parte, era una muestra de su superación cultural, pues los sacrificios humanos los habían practicado en fases previas.

Hay evidencias de que los latinos llevaron a cabo esta clase de sacrificios antes de la fundación de Roma y en las primeras etapas posteriores a ésta, cuyos vestigios se reflejaron en prácticas como el sacrificio simbólico de muñecos y figuras de apariencia humana que eran arrojadas a las aguas del río Tíber. Los combates de gladiadores, iniciados en 264 a. C.f se celebraban en honor de los espíritus de los muertos; los participantes luchaban de manera voluntaria y no morían en combate. Más tarde, cuando se trataba de delincuentes y esclavos que fallecían en la arena, las luchas de gladiadores sí podían considerarse verdaderos sacrificios humanos.

Otro aspecto interesante es que de acuerdo con las leyes romanas los delitos eran una ofensa a los dioses; la ejecución de los culpables se proponía restaurar el orden divino y dar una satisfacción a las deidades, por lo que también pueden interpretarse como sacrificios humanos. En su ensayo Human Sacrifica in Ancient Rome, Horatius

Piscinus presenta los ejemplos de algunos sacrificios humanos realizados en Roma. En los años 228, 216 y 113 a.C. en el Foro Boario fueron enterradas personas vivas siguiendo las instrucciones de los Libros Sibilinos, obras proféticas entregadas al rey Tarquinio 'el Soberbio' por la sibila de Cumas. Se registraron varios casos de vírgenes vestales (sacerdotisas públicas que mantenían vivo el fuego consagrado a Vesta) sepultadas vivas por haber violado el voto de castidad. Algunos generales romanos se ofrecían como víctimas propiciatorias antes de partir a la batalla y se manifestaban dispuestos a perecer en combate. En caso de que no ocurriera así, de regreso sepultaban una efigie de sí mismos.

Aunque la práctica de los sacrificios humanos se descartó y en la época de la República fueron excepcionales los casos, conservaron un gran peso simbólico en la práctica de la religión romana que se enriqueció con las influencias procedentes del Este yr a la vez, influyeron en el desarrollo de las religiones posteriores. La muerte de Jesucristo y el suplicio de los primeros mártires cristianos se relacionaron, desde la perspectiva de los romanos, con la idea de los antiguos sacrificios humanos.

Por otra parte, los sacrificios de animales fueron una práctica frecuente en Roma, su objetivo era ganar el favor de los dioses y quedar a salvo de su influencia siniestra; también había sacrificios de expiación para buscar el perdón por los errores. En ellos se revelaba la influencia de otras culturas y religiones en la sociedad romana. Una de las más poderosas fue el culto a Mitra, procedente de la India e Irán, a quien los soldados y generales ofrecían sacrificios. Una de las ceremonias caí acteiís ticas se llamaba taurobolio y consistía en el sacrificio de un toro salvaje consagrado a Cibeles y Atis; en este caso se usaba un cuchillo para producir hemorragia y bañarse en su sangre. El rito tenía el carácter iniciático de un bautismo y buscaba transferir al humano el poder vital de la bestia.

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Momias en los pantanos
Sacrificios nórdicos



En toda la zona de Escandinava, desde el Neolítico hasta finales de la etapa vikinga, se arrojaban a los ríos, pantanos y lagos, personas y animales vivos, así como distintos artefactos, incluyendo barcos de guerra. Eran depositados allí como ofrenda a los dioses y se supone que, acompañadas de oraciones, tenían como propósito conseguir una cosecha abundante, propiciar la fertilidad o tener éxito en la batalla Las primeras ofrendas eran armas de piedra y sílice. En la Edad de Bronce fueron más elaboradas y consistían en colecciones de objetos personales y calderos que señalaban el deceso de algún dignatario. Se han encontrado numerosas espadas. el arma principal de los vikingos a la que daban una relevancia casi sagrada. Las hojas se doblaban o se destruían -dicen los antropólogos- para representar la muerte ritual de un enemigo. Se supone que para el siglo I los sacrificios humanos se practicaban en las turberas, cuencas lacustres de origen glaciar repletas de material vegetal en estado de descomposición, saturadas y con poco oxígeno. En las turberas de Dinamarca se han hallado varios vestigios de sacrificios humanos pues su composición química ha conservado en modo notable los cadáveres de hombres y mujeres que presentan ataduras y accesorios propios de los rituales.

En los pantanos de Hassle, en Noruega, se descubrieron espadas dobladas y ruedas de carros tirados por caballos. En Nydam. Dinamarca, se rescató a un barco de roble, con 23 metros de eslora, acompañado de dos embarcaciones más pequeñas y vanas armas de hierro. Pero el hallazgo más sorprendente fue el del Hombre de Tollund, que se exhibe en el Museo de Silkeborg, Dinamarca. Cuando fue descubierto su estado de conservación era tan admirable que se le creyó víctima de un crimen reciente, cuando en realidad fue sacrificado hace 2.000 años. Mostraba huellas de ahorcamiento, vestía un gorro y una faja de cuero, y en sus intestinos se hallaron restos de una probable comida ritual. Otras víctimas de este tipo son la Mujer de Huldremose, con un brazo amputado y varios cortes en el cuerpo; la Mujer de Haraldskaer, estrangulada con una soga; el Hombre de Lindow. degollado con un cuchillo, y la Niña de Windeby. sacrificada.

En la etapa posterior, los vikingos, navegantes, colonizadores y exploradores, se ubicaron en el área actual de Noruega. Dinamarca y Suecia y desde allí se extendieron a Europa y el norte del Océano Atlántico entre los años 800 y 1050. La religión católica demoró mucho en llegar a esa región y sus habitantes mantenían las creencias en la mitología germánica. Para honrar a sus dioses los vikingos sacrificaban animales y a veces humanos. El sacrificio más importante se realizaba en la primavera, para propiciar una buena cosecha.

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En busca de la purificación
Sacrificios judíos

En la Biblia, los sacrificios representan un ritual de suma importancia para consolidar el vínculo entre el pueblo de Israel y el Dios único con el que celebró su alianza simbólica. Los hallamos mencionados en el Génesis y explicados con mayor detalle en el Levítico. En éste se mencionan tres formas de sacrificar animales. La primera de ellas, el holocausto, que consistía en quemar al animal entero sobre el altar. La segunda implicaba quemar sólo la grasa y los órganos internos de la ofrenda (los celebrantes del culto comían el resto). La tercera era el sacrificio de purificación, en el que la sangre de los animales se esparcía por el santuario antes de quemar unas partes de su cuerpo e ingerir otras. Como no todas las personas contaban con el dinero suficiente para ofrecer un animal, algunas ofrendaban granos, cereales, perfumes y lámparas. Estas prácticas intentaban conseguir el favor de la deidad, purgar pecados y obtener la purificación. En ese contexto la sangre desempeñaba un papel fundamental, pues estaba identificada como el asiento de la vida y una posesión de Dios. Así. se prohibió su consumo, y su uso ritual se reservó a los altares con fines de expiación de los pecados y para la purificación de las culpas. La sangre humana estaba revestida de una excepcional importancia como lo demuestra en el Nuevo Testamento la Pasión de Jesucristo, en la que él se ofrece para conseguir el perdón de los pecados del hombre. El Levítico prohibe los sacrificios humanos pues al parecer se escribió en una época en que eran comunes. Al asumirse como 'Cordero de Dios' Jesucristo propuso poner fin al sacrificio de animales en el judaismo. Pero la vertiente reacia a seguir su doctrina lo siguió practicando hasta la época de la destrucción del Templo de Jerusalén. Con el transcurso de los siglos las formas no ortodoxas del judaismo han renunciado a la idea y práctica de los sacrificios. En su obra Guia de ¡os perplejos. Maimónides (1135-1204) señaló: "Dios deliberadamente hizo que los judíos pasen del sacrificio a la oración, que es una forma de culto superior". Sin embargo, la vertiente ortodoxa confía en la reconstrucción de un tercer templo y en la reanudación de los sacrificios según las reglas del Levitico y el Talmud. Por otra parte, aún mantiene el linaje de los sacerdotes (descendientes de Aarón) y los levitas (de la tribu de Leví), porque son los únicos autorizados para oficiar los sacrificios.

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El último cordero
Sacrificios cristianos



Como parte de la comunidad judía, José y la Virgen María acudieron al Templo de Jerusalén para presentar a su hijo. Era costumbre que los primogénitos se consagraran a Dios para recibir su protección y como una forma de conmemorar a los primogénitos que Dios mismo había salvado en Egipto. Junto con el niño debía presentarse una ofrenda para ser sacrificada, podía tratarse de corderos, palomas o tórtolas. Como el matrimonio era pobre, sólo llevó dos palomas blancas, pero durante esa visita, a través del anciano Simeón, oí Espíritu Santo les anunció que el pequeño que los acompañaba sería la luz del mundo.

El dolor estuvo motivado por la crucifixión de Jesús. Para las autoridades romanas de entonces, ésta fue sólo la ejecución de un hombre quo estaba provocando desorden público; para los creyentes de todas las épocas, la Crucifixión fue un sacrificio, interpretación fomentada por el propio Jesús. En los evangelios Jesús se asume como 'Cordero de Dios' y anuncia su Pasión con el mismo sentido que tenía el sacrificio de los corderos en el judaismo: la búsqueda de la purificación y expiación de las pecados. Al mismo tiempo era la recreación de la noche en que los israelitas salieron de Egipto, sacrificaron a un cordero puro de un año y se lo comieron. La sangre derramada de ese animal los libró del ángel vengador enviado por Dios.

Al ser hijo de Dios. Jesús asumió que su sacrificio sería el último de la historia, ya que gracias a él quedarían redimidas todas las faltas, presentes y futuras, de la humanidad, y habría de conjurarse el castigo divino. En los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, Cristo muere crucificado un día después del sacrificio de los corderos de la Pascua judía, pero en el Evangelio de Juan su sacrificio ocurre el mismo día. Aunque Cristo determinó el fin de los sacrificios, dispuso ante sus discípulos que el suyo fuera recreado simbólicamente mediante la Eucaristía, el rito en el que los fieles consumen la carne y la sangre de Dios -tal y como lo consignó el Concilio de Trento. gracias al misterio de la Transubstanciación, la ostia se convierte verdaderamente en cuerpo y el vino en la sangre de Cristo.

Más allá de la fe que se profese, esta reinvención del sacrificio manifiesta una clara superación respecto de las religiones anteriores y pone en evidencia el carácter incruento de la doctrina cristiana. Construido a lo largo de los siglos, el rito de la misa católica culmina con un sacrificio y el banquete espiritual de los fieles a través del vino y el pan. El sacramento de la Eucaristía impartido por un sacerdote en el espacio sagrado del altar es una forma de entrar en comunión con Dios para salvar al mundo.

Con todo y eso, en la elaboración del cristianismo la idea del sacrificio habría de seguir presente en su modalidad de autosacrificio. Si por un lado los santos sufrieron martirios aplicados por los seguidores de las religiones paganas en las zonas donde intentaron difundir las ideas cristianas, por otro se sometieron a grandes rigores y pruebas de sufrimiento físico con el afán de honrar a Dios; algunos se produjeron lesiones. dejaron de comer o se aislaron como anacoretas. Por su parte, vanas comunidades cristianas practicaron el ayuno, la autoflagelación y el uso de instrumentos de tortura para ofrecer su sufrimiento a Dios. Aunque la Iglesia no promueve ni aprueba esta práctica, en Filipinas, por ejemplo, cientos de flagelantes se provocan graves lesiones durante el Viernes Santo y decenas se crucifican con clavos de acero de diez centímetros. El antropólogo James Larking sostiene que el auto-sacrificio lo que busca es "la rendición del ego. la muerte del yo para acceder a lo más alto".

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El sol es un corazón pulsante
Sacrificios méxicas


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Los aztecas practicaron los sacrificios humanos; sin embargo, no resulta claro cuáles eran las dimensiones de esta costumbre que. a decir de algunos investigadores, se ha sobredimensionado con base en la leyenda negra creada por frailes y conquistadores españoles para justificar la conquista de América, a cuyos habitantes consideraban bárbaros y salvajes. Incluso se han postulado hipótesis absurdas, como la práctica del canibalismo con fines alimenticios al no hallarse disponibles otras fuentes de proteínas.

Hoy sabemos que los sacrificios humanos fueron practicados por diversas civilizaciones de Mesoamérica e incluso por los nativos de América del Norte. John W. Verano, autor del ensayo The Physical Evidence of Human Sacrifica in Ancient Perú, sostiene que los incas los llevaban a cabo como parte de rituales importantes y presenta evidencias de los sacrificios de prisioneros y decapitaciones rituales en sitios como Sipán y San José de Moro. Las pruebas de los sacrificios mexicas nos llegan a través de las crónicas de los

conquistadores, las ilustraciones de los códices y los yacimientos arqueológicos, pero las cifras son objeto de debate; algunas versiones aseguran que al año morían de esta forma 250 mil personas y otras reducen la estimación a sólo 20 mil.

De acuerdo con la religión mexica los humanos tenían una deuda con los dioses porque le habían dado la vida al hombre y eran los proveedores de su sustento Los sacrificios significaban una forma de saldar esa deuda y lograr que éstos siguieran manteniendo la estabilidad del universo. Para ello les ofrendaban animales y riquezas. Era común sacrificar conejos, perros, águilas, jaguares y venados, así como objetos que se destruían para impedir su aprovechamiento. Algunos dioses, como Quetzalcóatl (La Serpiente emplumada o Dios barbado), recibían ofrendas especiales, como la vida de mariposas y colibríes.

También se han documentado casos de autosacrificio, como la presentación de gotas de sangre (obtenida mediante punciones con púas de maguey, una planta con espinas) procedentes del pene, la lengua y los lóbulos de las orejas. De acuerdo con Fray Toribio de Benavente. Motolinia (1482-1569), el autosacrificio era una forma de expiación y un medio de evitar calamidades. Los culpables de alguna falta, como el adulterio, podían colgarse o arrojarse por un precipicio para evitar el castigo que podía caer sobre su comunidad.

Entre los aztecas la forma más elevada de sacrificio era la extracción del corazón humano, que se creía relacionado con el sol y se le identificaba como centro de la vida espiritual y material. Los dioses más importantes recibían sacrificios especiales, de acuerdo con un nutrido calendario festivo. A Hutizilopochtli, identificado con el sol cuando llega a su punto más elevado, se le ofrecía el corazón pulsante de la víctima, que se extraía con un filoso cuchillo de obsidiana; los restos se obsequiaban a los dignatarios o se ingerían durante un ritual. En honor de Tezcatlipoca, el dios de la noche, se sacrificaba a un joven que a lo largo del año previo se había caracterizado como su encarnación. Los seres humanos que se ofrecían a Huehueteotl, dios del fuego, para evitar que la ira del dios llenara de fuego las calles de las ciudades, se quemaban en su integridad. Para agradar a Tláloc y propiciar la lluvia se le dedicaban las vidas de infantes. Parte de estas víctimas se conseguían a través de las Guerras Floridas practicadas en diversos puntos de Mesoamérica, guerras de entrenamiento en las que varios pueblos se ponían de acuerdo para tomar prisioneros que terminarían siendo objeto de sacrificios rituales, para que el sol saliera cada mañana.

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Santos inocentes
Sacrificios infantiles


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De acuerdo con el antropólogo Nigel Davies. autor del ensayo Human Sacrifica in the Oíd World and the New: Some Simüarities and Differences, los niños han presentado el mayor riesgo de convertirse en victimas de sacrificios, porque pertenecen al grupo de las personas vulnerables que los han sufrido por no gozar de derechos legales plenos, como las mujeres, los prisioneros de guerra, las viudas y los esclavos. Davies explica que en ciertas sociedades el uso de infantes como ofrenda se explica por considerarlos intermediarios entre el mundo de los vivos y el de los muertos, refiere los casos de cartaginenses y fenicios y relata que. hasta 1802. varios pequeños fueron arrojados en la desembocadura del río Ganges para que los devoraran los tiburones. Partiendo de esas ideas el etnólogo J. M. García Campillo, autor del blog Sexo, muerte y fertilidad, recoge múltiples ejemplos, tomados de diversas zonas del mundo, en que los niños son usados como víctimas. En los inicios del siglo XX los indígenas de las Islas Trobriand. en Papua, arrojaban al mar a un muchacho joven ornamentado para aplacar la furia de un supuesto pulpo gigante que acechaba bajo las aguas. En el siglo XIX, según el registro de James George Frazer. los gondas de la India mataban mancebos con lanzas envenenadas, regaban su sangre sobre el campo arado o los granos maduros para propiciar buenas cosechas, y devoraban su carne. Los habitantes de Chota Nagpur. India, también mataban niños para entregarlos a una diosa de la fertilidad y seleccionaban a huérfanos o niños abandonados.

Un rito en especial complejo era el de los Khand en la India meridional. Las víctimas infantiles eran consagradas como tales por sus propios padres, que las vendían para el sacrificio y podían pasar meses antes de que éste se efectuara Diez días antes de realizarlo les cortaban el cabello por primera vez. mientras los lugareños celebraban una orgía. El día de la ejecución conducían a la víctima a la selva, la ataban a un poste, le untaban aceite, manteca y cúrcuma, y la adornaban con flores. Después de drogarse con opio y entregarse a una intensa actividad sexual, podían matarla por estrangula-miento. sofocación, combustión o heridas de arma cortopunzante. La carne se repartía en las aldeas, donde se depositaba en los sembradíos para beneficiar la cosecha

Diversos casos en África son más cercanos a nuestra época. En 1998 en Nigeria 30 personas, entre las que se encontraban diez mujeres y nueve niños, fueron inmoladas en un ritual animista. En Guinea Ecuatorial se han hallado varios cadáveres de adolescentes con los órganos sexuales arrancados. En Etiopía, en 1999. tres hombres fueron encontrados culpables del sacrificio de una niña de siete años realizado por recomendación de una hechicera para librarse de la acción de los espíritus malignos.

El sacrificio de niños también fue practicado en el México prehispánico. Los Totonacas los mataban para mezclar su sangre con semillas que luego comían. En 2007, en las cercanías de Tula. Hidalgo, fueron descubiertos los restos de 24 niños que murieron decapitados y fueron sepultados junto con figurillas de Tláloc -dios de la fertilidad y la lluvia- entre los años 950 y 1150.

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¿Satanismo o ezquizofrenia?
Sacrificios contemporaneos

El 19 de agosto de 1969 la famosa actriz Sharon Tate (El Valle de las Muñecas) de 26 años estaba a pocas semanas de dar a luz, y gozaba feliz su octavo mes de embarazo. Tras un día de sol, ella y sus amigos, el estilista Jay Sabríng. la heredera de una importante fortuna cafetera Abigail Folger de una importante familia cafetera, el guionista Voytock Prowski y Steven Parent. amigo del esposo de Tate, el cineasta Román Polanski entraron a la mansión de la Avenida Cielo Drive, para continuar conversando y comer algo. Pero el fin de la relajada velada fue escrita por la mano demente y psicópata de un delincuente común que se creía "El Mesías": el oscuro y cautivante Charles Manson.

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Helter Skelter

Manson fue hijo de una prostituta, y según sus biógrafos, nunca recibió ni amor ni educación formal. Tal era el desapego de su madre por el pequeño Charly, que en una oportunidad fue capaz de cambiarlo en un bar por una jarra de cerveza. Charles Manson rehuía a todo tipo de disciplina y estrictez religiosa, lo que lo hizo escapar de la casa de sus tíos, quienes se hicieron cargo de él tras el encarcelamiento de su progenitura.

Los reformatorios fueron su verdadero hogar, ya que desde los nueve años se acostumbró a robar y fue capturado en infinidad de ocasiones por la policía. Sus detenciones fueron varias, las que incluyeron, incluso, cargos de sodomía al interior de uno de los reformatorios.

Con 19 años logró por fin la ansiada libertad condicional, y a pesar de casarse y tener un hijo (que lleva su mismo nombre). Manson no consiguió rehabilitarse: continuó robando y regresando a la cárcel en varias oportunidades, Tras violar su libertad condicional fue condenado a 10 años de presidio, transformándose en el protegido del asesino Alvin "reepy" Karpis, junto a quien comenzó a interesarse en varios tipos de creencias filosóficas, pero ninguna le hizo sentido a su vida. Sin embargo, lo que sí lo motivaba profundamente era la música, especialmente la de los Beatles, y a quien quisiera escucharlo, aseguraba que tenía un gran talento musical, y que podía ser mejor que los cuatro de Liverpool.

En 1967 salió en libertad, y gracias a su pinta de hippie, con sandalias y guitarra incluida, ojos penetrantes y voz calma, hecha para convencer a cualquiera, consiguió seducir a un buen número de hippies de San Francisco (todos diez años menores que él), quienes vieron en él a un gurú, al "Mesías" que él mismo decía ser, y así Manson logró conseguir todo lo que quería sin esfuerzo: mujeres, sexo, drogas, alojamiento y comida. Sus seguidores se denominaron "La Familia", y eran en su mayoría mujeres absolutamente ma-nipulables. Dentro de un viejo autobús, comenzaron a recorrer el país, casi siempre bajo la influencia del LSD y las anfetaminas.

En una de sus tantas paradas. Manson conoció al representante de Dennis Wilson (de los Beach Boys) y a Terry Melcher, hijo de la famosísima actriz Doris Day, quien era dueño de un rancho en Cielo Drive, Beverly Hills. Manson creyó haber encontrado el apoyo que necesitaba para grabar un disco y hacerse famoso, pero Melcher no se interesó en su trabajo, ya que consideró que no tenía el talento suficiente. Por otra parte, La Familia se quedó en un rancho en el Valle de la Muerte, cuya renta se pagaba a cambio de sexo con una de las chicas de su secta.

Al interior de La Familia, todo era "amor, paz, discursos y drogas". Manson les daba largas charlas sobre la inminente llegada del Apocalipsis, el que se traduciría en una batalla entre negros y blancos. En su concepción demencial. los primeros en sufrir el fin de los tiempos serían los ricos habitantes de Beverly Hills o Bel Air, donde las mujeres serían violadas, sus cuerpos mutilados, y dejarían escritas leyendas con sangre, para que el resto supiera el acabóse que se avecinaba. ¿Y qué pasaría con La Familia?, pues ellos se salvarían por haberse ocultado en el Valle de la Muerte. Allí encontrarían un túnel esculpido en oro, donde permanecerían hasta que la propia inferioridad de la raza negra les impidiera seguir gobernando la Tierra: entonces, ellos ya se habrían multiplicado y tomarían el poder, siendo servidos por la gente de color, hasta que Jesucristo regresara, secundado por cinco ángeles: John Lennon. Ringo Starr, Geoge Harrison, Paul McCartney y Charles Manson.

Esta teoría sólo se vio reforzada por la aparición del álbum blanco de los Beatles. Y mientras todos se drogaban para mantener la hermandad (lo que regularmente finalizaba en una orgia), Manson comenzó a hablarles a sus seguidores sobre Helter Skelter (tema de los Beatles), la que se traduce como desorden o fuga desbandada Dentro de su droga-dicción. Manson trataba de comunicarse con Melcher para conseguir que lo apadrinara musicalmente, pero sólo obtuvo su rechazo. Ya era 1969, y sus vaticinios de la agresión de negros contra blancos no se había producido, según Manson, por la falta de iniciativa de los hombres de color. Por esta causa, le explica a La Familia, que los negros no hacen nada sin que se lo enseñe el hombre blanco. Así. en el mes de julio, manda a dos integrantes de su secta. Bobby Beausoleil y Susan Atkins, a atacar la casa del profesor de música Gary Hinman, a quien le arrancan una oreja, golpean salvajemente y apuñalan, escribiendo con su sangre "Cerdo Político".

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Tragedia en el Cielo

Ten y Melcher le había vendido su rancho de Cielo Drive al cineasta Román Polanski y a su esposa, la actriz Sharon Tate, a quien le faltaba un mes para dar a luz a su primer hijo. El 9 de agosto. Charles Manson envió a algunos de sus seguidores, a lo que él pensaba que era la casa de Melcher, de donde había sido expulsado varias veces: Charles Tex Watson. Leslie van Houten, Patricia Krenwinkel y Susan Atkins fueron los escogidos para "hacer el mayor daño posible" en la propiedad, mientras Manson y otros miembros de La Familia recorrían la ciudad en auto.

Los secuaces de Manson saltaron la reja, cortaron el cable del teléfono y le dispararon a quemarropa a Steve Parent, un amigo del vigilante de la casa quien, por mala suerte, se encontraba en el jardín. Cuando La Familia entró a la casa, apuñalaron cinco veces en el pecho y la espalda a Sharon Tate; su amiga Abigail Folger murió de veintiocho puñaladas; Voytek Frywski. amigo de Polanski, murió dos disparos, pero luego recibió cincuenta puñaladas y golpes en la cabeza. El estilista Jay Stebring murió de un disparo y siete puñaladas en su cuerpo. Stebring fue colocado debajo de Sharon l^te —quien fue colgada de una soga—. Con la sangre de la actriz escribieron, en las puertas del dormitorio, la palabra "Cerdo".

Susan Atkins fue la encargada de terminar con la vida de la actriz, a quien amarraron mientras asesinaban al resto de la gente que estaba en la casa. Según la confesión de Atkins, Tate logró desamarrarse justo en el momento en el que Atkins la tomó por la espalda, la miró a los ojos y le dijo "Mira, perra, no me importas tú. ni que estés esperando un bebé. Tienes que estar lista porque vas a morir". Y mientras la actriz le suplicaba que la dejaran vivir hasta que naciera su hijo, Susan Atkins la mató sin piedad. Al finalizar la masacre, los asesinos también escribieron en la puerta "Cerdo", dejando una especie de sello a la tragedia que se había producido. Tras la masacre de Cielo Drive, los asesinos se dirigieron a la casa de Leño y Rosemary La Bianca. a quienes asesinaron, escribiéndole con un tenedor en el pecho a Leño la palabra guerra y en las paredes "Muerte a los Cerdos", "Alzaos" y en refrigerador, Helter Skelter.

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Tras conocerse el asesinato de Sharon Tate, comenzaron a expandirse los rumores sobre las reuniones y relaciones que tenían tos Polanski. especialmente porque Sharon había participado de una película de corte satánico. Tras cientos de especulaciones y el regreso de Polanski desde Europa, donde se enteró de la tragedia, el cineasta ofreció una gran recompensa de 25 mil dólares por información; y el padre de Sharon. un militar en retiro, se infiltró en los círculos hippies para obtener respuestas, pero todo resultó infructuoso. Al día siguiente de los asesinatos Tate y La Bianca. Bobby Beausoleil y Susan Atkins fueron detenidos. Una vez en la cárcel. Susan Atkins reconoció el crimen Hinman y todos los detalles de lo que había hecho La Familia, asi como el fin último de sus asesinatos: matar a Elizabeth Taylor, Richard Burton, Frank Sinatra y Tom Jones, mediante horrorosos vejámenes. Su relato en la cárcel, sumado a varias pistas y la confesión de Atkins en el juicio, lograron implicar a Charles Manson y La Familia.

Las pruebas contra Manson iban desde su frenética locura por conseguir un contrato discográíico, y cómo había llevado a sus seguidores a matar gente inocente. Tal era su influencia sobre La Familia, que durante el juicio, sus seguidoras se raparon la cabeza, cantando canciones escritas por Manson, e incluso, desde su encierro, fue capaz de hacer que miembros de su secta se inculparan por sus actos. Con un Manson muchas veces descontrolado, quien se había tatuado una swastika en la frente, el jurado llegó al veredicto de que todos eran culpables de los cargos, y fueron sentenciados a morir en la cámara de gas. Pero sus sente-cias fueron conmutadas por cadena perpetual, ya que la Corte Suprema de California abolió la pena de muerte en 1972.

Manson cumple su condena de cadena perpetua en la prisión estatal de Corcoran, y sólo en 2012 su sentencia podrá ser "revisada".

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El resto de la Familia:

Charles «Tex» Watson: Cumple una condena de por vida por los asesinatos de Sharon Tate y del matrimonio La Bianca. Watson se convirtió al cristianismo -ordenándose Ministro religioso-, escribió numerosos libros, se casó y tiene cuatro hijos.

Susan Atkins: También cumple una condena de por vida en Frontera. California. Actualmente padece de cáncer cerebral terminal.

Patricia Krenwinkel: Cumple su condena de por vida en la misma prisión que Susan Atkins. No se presentó en su audiencia de libertad bajo palabra en 1997.

Linda Kasabian: Obtuvo inmunidad al declarar y aportar pruebas en contra de Manson y otros miembros de La Familia. Antes de que terminara el juicio, Kasabian abandonó California y su paradero actual es desconocido.

Sandra Good: Fue condenada por sus intentos de comunicación con Manson, cuando éste ya estaba en prisión. Su condena de 10 años fue cumplida en Terminal Island, California y, tras ser liberada, se mudó cerca de Cor coran, donde permanece detenido Manson.

Bruce Davis: Cumple una sentencia de por vida en San Luis Obispo. California, por los asesinatos de Gary Hinman y Donald Shea. Tuvo 20 audiencias para obtener su libertad, pero en cada oportunidad le fue negada.

Leslie Van Houten: Actualmente cumple su condena en Front California, y la libertad bajo palabra le fue negada en catorce oportunidades. Bobby Beausoleil: Fue condenado en 1969 por el asesinato de Hinman, y permanece en prisión pese a haber presentado numerosas apelaciones. Se casó en 1982, y durante estos 40 años se ha dedicado a la música electrónica y a la producción de videos.


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