lunes, 22 de noviembre de 2010

Juan Hus, el hereje de Bohemia


A comienzos del siglo XV un monje checo, que respondía al nombre de Juan Hus, causó un gran revuelo en la baja Bohemia con sus predicaciones. Acusaba al papado de corrupto y tildaba al mismísimo sucesor de Pedro de Anticristo. Sus seguidores fueron conocidos como los husitas y pusieron en jaque a los mismísimos ejércitos del Sacro Imperio Romano Germánico. Esta es su insólita historia...


Juan Hus


el hereje de Bohemia
FUENTE: Revista española ENIGMAS Nº 165 (visita www.AKASICO.com).



Imagen IPB


En siglo antes de que el monje alemán Martín Lutero provocara un cataclismo en el seno de la Iglesia con sus tesis, el británico Johannes Wycllffe (1320-1384) allanó el terreno de la futura Reforma cuando se enfrentó al pontífice Gregorio XI, llegando a declarar que era el "el mismo Anticristo". Fue el primer traductor al inglés de la Biblia, un verdadero desafío a Roma, pues ponía las Escrituras al alcance del pueblo. Medio siglo después de su muerte sus huesos fueron desenterrados, quemados y las cenizas arrojadas a un afluente del río Avon. Sin embargo, sus revolucionarias doctrinas fueron transmitidas en secreto por sus seguidores, conocidos como "los murmuradores".
Será Juan Hus -o Jan Huss-, protagonista de uno de los que con más pasión absorbería las ideas antipapistas de Wycliffe en Bohemia. Este sacerdote checo había viajado a Inglaterra con motivo de la boda del rey inglés Ricardo II con Ana de Bohemia, donde entró en contacto con las doctrinas del teólogo reformista. Cuando regresó a su país, Hus se propuso reformar la Iglesia de la misma forma y sus seguidores comenzaron a ser conocidos como los husitas.
Aunque era hijo de campesinos pobres y había ingresado en la Universidad de Praga por caridad -sin dinero parapagar su estancia-, fue ordenado sacerdote en 1400 y un año después pasó a convertirse en decano de la Facultadde Arte y Filosofía. Por aquel entonces comenzó su actividad como predicador -realizaba sus sermones en checo, negándose a utilizar la obligada lengua latina-, condenando la corrupción eclesiástica y las riquezas acumuladas por Roma. Ni corto ni perezoso comenzó a predicar la desobediencia al papado entre el populacho de la baja Bohemia, pues según él era evidente que los sacerdotes y religiosos vivían en pecado, llegando a tildar al Papa, como en su día hiciera su inspirador, de Anticristo.

Lejos de la Ciudad Eterna, en un principio su actuación estuvo a salvo de represalias, pero pronto comenzaron susproblemas con las autoridades. En 1409 su importancia era tal que llegó a ser nombrado rector de la Universidad de Praga, pero sus proclamas estaban adquiriendo un cariz delicado. Imbuido del carácter mesiánico que acaba atrapando en ocasiones a los grandes hombres, llegaba a compararse con el mismísimo Jesucristo y equiparaba a sus seguidores más cercanos con los apóstoles.
Aunque fue exiliado de Praga por orden del rey de Bohemia, Wenceslao IV, y sus obispos, pues en el extranjero comenzó a propagarse la idea de que el monarca amparaba a herejes, continuó predicando contra la corrupción del clero. Sus invectivas contra los papistas provocaron un auténtico vendaval político y religioso entre los bohemios, que comenzaron a desafiar a las autoridades. Mientras la Iglesia sufn'a un cataclismo interno conocido como el "Gran Cisma", las gentes se dedicaban a gritar improperios contra la Santa Sede y toda la Iglesia Mayor. A causa de ello, fueron encerrados en la cárcel de la ciudad de Praga muchos hombres humildes, la mayoría de ellos zapateros de profesión, que pocas horas después fueron pasados a cuchillo por los secuaces del Papa.
Aquello no impresionó demasiado a sus compañeros de herejía que procedieron a envolver los cadáveres de losnuevos mártires entre paños de brocado y seda, paseándolos por las calles al grito de "éstos son los santos, que dieron sus cuerpos por el Testamento". El nuevo pontífice, Alejandro V, condenó a los husitas y excomulgó a su líder, primer paso para su inexorable caída en desgracia.


Imagen IPB
La figura de Juan Hus adquirió trascendencia histórica, como recuerdan las estatuas que lo homenajean, después de su muerte en la hoguera.


Tras largas batallas por el poder eclesiástico, Hus y su principal discípulo, Jerónimo de Praga, fueron denunciados al Concilio de Constanza, al que asistieron convencidos de la inmunidad que en principio les otorgaba un salvoconducto del emperador Segismundo de Luxemburgo, hermano del rey checo y organizador del sínodo. Dicho documento no fue tenido en cuenta en tan fastuosa reunión, por lo que ambos personajes, al no abjurar de sus creencias -en el mismo concilio se decretó que las enseñanzas de Wycliffe eran heréticas y obra del diablo- fueron encausados, considerados culpables de herejía y condenados a la pena máxima.
Los cronistas recogieron que cuando se dirigían al patíbulo, Juan Hus, sin amedrentarse por su funesto destino, cantaba el Símbolo de los Apostólos (el Credo), y Jerónimo de Praga entonaba los Salmos. Antes de ser quemado en la hoguera, el líder husita dirigió al tribunal inquisitorial las siguientes palabras: "Vas a asar a un ganso (Hus significa precisamente eso en checo), pero dentro de un siglo te encontrarás con un cisne que no podrás asar". Palabras proféti-cas que suelen atribuirse a Martín Lutero pero que parece que fueron realmente pronunciadas por nuestro protagonista.
El 6 de julio de 1415 el predicador era quemado vivo en Constanza y sus cenizas, junto a las de Jerónimo de Praga, esparcidas a los cuatro vientos. Las cabezas pensantes habían sido eliminadas pero los delegados del Papa no pudieron extirpar por completo la herejía. Una miñona husita se hizo fuerte en medio de un ambiente apocalíptico -creían que sólo en cinco ciudades checas los "verdaderos cristianos" podrían encontrar la salvación-. Liderados en 1420 por Juan (Jan) Ziska, que ordenó que tras su muerte se hiciese un tambor con su piel, pedían la libre predicación de la palabra de Dios, la comunión bajo las dos especies, la vuelta a la primitiva pobreza de la Iglesia y el castigo de los pecados mortales.
Aquel movimiento religioso de tintes nacionalistas se enfrentó en varias batallas a los ejércitos contrarreformistas del Sacro Imperio Romano Germánico, causando numerosos estragos y erigiéndose en advertencia de la sangre que se vertería en el futuro a causa de las cuestiones religiosas. Juan Hus había perecido en la hoguera, mártir de una causa que entonces parecía perdida, pero sus escritos iban a tener poco después una profunda influencia sobre Lutero, paladín de la Reforma, que sería declarado por el emperador Carlos V "prófugo y hereje" y sus obras prohibidas. Pero esa es otra historia.

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