domingo, 10 de marzo de 2013

OVNIs estrellados...


La moderna ufología comienza con el conocido incidente de Roswell, acaecido en el año 1947, sin duda el caso OVNI más popular de la historia. Sin embargo, no se trató de un suceso aislado, sino que antes y después del mismo tuvieron lugar un buen puñado de estrellamientos de platillos volantes, que las autoridades ocultaron bajo un férreo manto de secretismo. Según diversas informaciones -que damos a conocer en el presente reportaje-, en varios episodios de esta clase los militares no sólo recuperaron los fragmentos del OVNI, sino también los cuerpos de sus ocupantes, lo que constituiría el mayor secreto de la historia de la humanidad...
por: DAVID BENITO
Revista AÑO/CERO Marzo 2013. Nº 02-271 


EI caso Aurora, conocido también como «el Roswell de Texas», es, sin duda, uno de los más interesantes, puesto que tuvo lugar en 1897, años antes de que la aviación «echase a volar». Ocurrió el 19 de abril en la localidad texana Aurora. Dos días después, el periódico The Dallas Morning News publicaba un reportaje de su periodista S. E. Haydon, relatando que un gran número de testigos había visto cómo una aeronave sobrevolaba Aurora, para estrellarse inmediatamente después contra un molino de viento. Entre los restos, yacía el cuerpo de un pequeño ser sin vida que, pese a los daños sufridos, era evidente que no pertenecía al planeta Tierra. Haydon recogió el testimonio de T J. Weems, responsable en la zona del Servicio de Señales del Ejército de EE UU y experto en astronomía, quien se mostró convencido de que dicho humanoide provenía de Marte. Junto a éste encontraron una serie de documentos, escritos con ininteligibles jeroglíficos. El reportero también informaba de que la nave se encontraba en tan mal estado, que era imposible siquiera formular una hipótesis sobre su origen. Según los testigos presenciales, los fragmentos del objeto volador, esparcidos por el lugar, semejaban una mezcla de aluminio y plata. El artículo de Haydon terminaba con la siguiente frase: «El funeral por el piloto tendrá lugar a mediodía de mañana». Así se hizo, y el cuerpo del desdichado tripulante fue enterrado en el cementerio de Aurora.



INVESTIGACIONES RECIENTES 
De lo que no caben dudas es de que en 1897 un objeto se estrelló en las tierras que el juez Proctor tenía en Aurora. Fueron varios los testigos que contemplaron el incidente, como Charlie Steven, de diez años, que estaba trabajando cuando vio cómo el OVNI impactaba contra el suelo. Recientemente, un grupo de investigadores inspeccionó el terreno donde se produjo el impacto, hallando unas extrañas piezas metálicas. Un árbol contra el que supuestamente chocó el No Identificado, presenta una zona extrañamente seca, y se han medido altos niveles de metal en su corteza. En 2008 salieron a la luz nuevos y concluyentes datos. El equipo del programa de televisión Ufo Hunters localizó un pozo al que ningún otro investigador había accedido antes. Aquellas tierras -que en 1897 pertenecían al juez Proctor- fueron adquiridas a mediados del siglo XX por Brawley Oates, quien limpió el foso porque presentaba restos de piezas metálicas. De hecho, se sabe que algunos restos de la aeronave estrellada fueron abandonados en dicha perforación. En 1957, Brawley desarrolló una reumatitis severa, por lo que, convencido de que el agua del pozo había sido la causa de su enfermedad, acabó sellándolo.
Los reporteros de UFO Hunters quitaron el precinto, llevándose una grata sorpresa. Encontraron los soportes de una estructura que años atrás había servido de sujeción a un molino. Tras tomar muestras del líquido elemento, las llevaron a analizar a un laboratorio. Los resultados mostraron que el agua presentaba un altísimo nivel de aluminio, dato que corroboraba que, sin duda, tuvo que estar en contacto con «algo» metálico. Estas evidencias sirvieron, al menos, para demostrar que alguna clase de objeto volador se estrelló en Aurora.


UN EXTRATERRESTRE EN EL CEMENTERIO
Si las autoridades consintieran la exhumación del cuerpo del presunto extraterrestre para su análisis, el principal interrogante podría resolverse. Pero hasta el momento nadie ha obtenido los permisos necesarios. De hecho, la conocida como «tumba del alienígena» siempre ha estado rodeada de un halo de misterio. En la década de los 70 del siglo XX, varios investigadores de la MUFON -la más importante asociación ufológica del mundo-visitaron el cementerio de Aurora, localizando la enigmática tumba, bastante deteriorada, de pequeñas dimensiones y con un grabado que parecía un platillo volante. En la misma destacaba una placa en la que se podía leer: «Este sepulcro es conocido por la leyenda según la cual una aeronave se estrelló en 1897 y el piloto, muerto en el accidente, fue enterrado aquí mismo». Los ufólogos pidieron los pertinentes permisos para exhumar el cuerpo, pero les fueron denegados. Optaron entonces por pasar un detector de metales sobre la tumba, que comenzó a pitar, prueba de que bajo tierra había algo metálico. Los investigadores regresaron unos días después, comprobando, con gran sorpresa, que la lápida había sido retirada y que alguien había introducido unos tubos hasta llegar a los restos mortales del supuesto extraterrestre, presumiblemente para retirar las piezas metálicas detectadas por los investigadores. De hecho, utilizaron de nuevo el localizador de metales, pero esta vez no detectó nada. En 2007, tras una serie de cálculos basados en imágenes de años anteriores y después de prospectar el terreno con un georadar, se concluyó que, efectivamente, bajo la lápida había una tumba. Otra cosa es que realmente contuviera los restos de un ser de otro planeta. Los fragmentos metálicos recogidos en la zona del impacto fueron examinados por varios laboratorios. Todos llegaron a la misma conclusión: los trozos de la supuesta aeronave se habían fundido y, posteriormente, enfriado al aire libre. Su composición era en un 95% aluminio y en un 5% hierro. Sin duda, como apuntaron los científicos, una aleación muy extraña a finales de 1897. No caben dudas de que el incidente fue real, aunque para desentrañar definitivamente el misterio, habría que analizar el cuerpo de su piloto.



MUSSOLINI: OVNIS, ALTO SECRETO
En 1933, años antes del incidente Roswell, incluso cuando ni siquiera había comenzado la II Guerra Mundial, se estrelló un platillo volante en la Italia del dictador Benito Mussolini, según diversas informaciones. De hecho, existen ciertos documentos que evidenciarían la existencia de un «Majestic 12 italiano». El suceso tuvo lugar el 13 de junio de 1933. Una nave con morfología circular, similar a dos platillos unidos entre sí, colisio-nó en Maderno, Lombardía, en la parte septentrional del país. El objeto era metálico, de color gris y medía alrededor de quince pies de diámetro y menos de siete de grosor. Sus tripulantes habrían sido trasladados a Ver-giate, a los talleres de una de las factorías aeronáuticas más importantes de la época: SIAI-Marchetti Mussolini habría creado un comité secreto, no sólo para investigar éste y otros casos ufológicos, sino para mantenerlos ocultos de la opinión pública. El nombre de este grupo ultrasecreto fue RS/33 Cabinet. Las iniciales «R» y «S» procederían de Ricerchey Speciali (Investigación Especial), y el 33 sería el año de su creación. La organización estaría encabezada por el ingeniero e inventor Guillermo Marconi. Junto a él, completaban el comité los más prestigiosos científicos, muchos de ellos pertenecientes a la Real Academia de Ciencias, como el respetado astrónomo turinés Gino Cecchini. Otro de sus miembros, Tommaso David, alias «De San-ti», habría sido el encargado de analizar todo lo que se publicaba en la prensa italiana sobre OVNIs. El RS/33 Cabinet pervivió hasta 1941, bajo la protección de la policía secreta italiana, según revelan los documentos anteriormente aludidos. En cuanto al platillo volante siniestrado, después de tres años de duro e intenso trabajo, los especialistas lograron descubrir algunos de sus secretos tecnológicos. En un principio, pensaron que se trataba de una aeronave construida en algún país occidental, como Gran Bretaña o Alemania, pero finalmente concluyeron que no podía haber sido fabricada por el ser humano, así que se inclinaron por la hipótesis extraterrestre. El 23 de febrero de 1941, durante uno de sus discursos, Mussolini dijo: «Es verosímil que EE UU sea invadido, pero no por soldados del Eje, sino por habitantes desconocidos del planeta Marte, descendiendo de inimaginables fortalezas voladoras desde el espacio exterior». Según algunos investigadores, la Gestapo, la policía secreta de la Alemania nazi, pudo haberse hecho con buena parte de los informes elaborados por el RS/33 Cabinet. En cuanto a la supuesta nave extraterrestre, se sabe que, en marzo de 1943, Aldo Moretti, por aquel entonces dirigente de SIAI-Marchetti, quemó el hangar donde estaban los restos del objeto siniestrado.


EL ROSWELL MEXICANO
La pequeña población de Coyame, perteneciente al estado mexicano de Chihuahua, vio quebrada su habitual tranquilidad el 25 de agosto de 1974. Ese día, los radares estadounidenses detectaron el vuelo de un extraño objeto sobre el Golfo de México. Se desplazaba a unos 4000 km/h y a unos 25 km de altura. Cuando se encontraba a escasa distancia de territorio estadounidense, el OVNI giró repentinamente y penetró en el espacio aéreo mexicano. Poco tiempo después, desapreció de los radares. Inmediatamente, un avión despegó de El Paso (Texas, EE UU) con dirección México. Una hora más tarde, cuando la aeronave se adentró en la zona donde fue avistado el No Identificado, desapareció sin dejar rastro. Las autoridades pensaron que se había producido una colisión y activaron los equipos de rescate. Nueve horas más tarde, militares mexicanos salieron en busca del avión. Poco después, éstos comunicaron por radio que habían localizado en las cercanías de Coyame los restos del avión accidentado. Pero lo más sorprendente es que junto a los mismos había un objeto plateado en forma de disco. No presentaba aristas ni se le apreciaban distintivos, tan solo una abolladura en su fuselaje, aparentemente provocada por la colisión. Al comprobar la envergadura del suceso, los mandos prohibieron a los militares mexicanos que siguieran informando a través de la radio. En cuanto a las tropas estadounidenses, ofrecieron su colaboración en la operación de «rescate», pero los mexicanos la rechazaron, por lo que los militares de EE UU decidieron actuar por su cuenta.


TRÁGICAS MUERTES Y EVIDENCIAS FÍSICAS
El Ejército mexicano continuó con las tareas de rescate, pero los estadounidenses lograron ubicar el punto exacto del accidente por medio de satélites y aviones de reconocimiento. Al aproximarse al platillo volante, los militares de EE UU se encontraron con una escena espeluznante. Todos los miembros de las Fuerzas Armadas mexicanas estaban muertos. Los estadounidenses, ataviados con trajes y máscaras protectoras, prepararon la nave extraterrestre para que pudiera ser transportada en un helicóptero. Después «limpiaron» todas las pruebas -incluidos los cuerpos de los mexicanos- mediante potentes cargas explosivas. Todo lo anteriormente expuesto está extraído de un misterioso informe titulado Resultados de la Investigación sobre el Disco Estrellado de Chihuahua, también conocido como The Deneb Report (El Informe De-neb). Está firmado por un tal JS e iba dirigido a «todos los miembros del Equipo Deneb». En su parte superior se distingue una clave de clasificación: Ufo 3263 (OVNI 3263). La veterana ufóloga Elaine Douglass piensa que esto indica que el informe sobre el OVNI estrellado en Coyame es sólo uno de una larga lista de otros similares, elaborados por un grupo secreto de la inteligencia militar estadounidense. Los investigadores Rubén Uriarte y Noe Torres encontraron en el desierto de Coyame fragmentos de un avión siniestrado, junto a otros restos en sus alrededores. Uriarte y Torres recogieron algunas muestras, que hicieron analizar. Los resultados mostraron que presentaban restos de combustible, como si hubieran sido quemados de forma intencionada. Este simple dato viene a demostrar que allí se estrelló un avión y que posteriormente alguien quemó los fragmentos para hacer desaparecer las pruebas. De hecho, hay una determinada zona -donde pudo haberse llevado a cabo la presunta explosionen la que la tierra tiene un color diferente al resto del terreno. Demasiadas coincidencias que nos hacen pensar que el citado informe tiene visos de realidad. El polémico investigador norteamericano Robert Dean aseguró hace algún tiempo que poseía la fotografía de uno de los alienígenas que volaban en el OVNI accidentado en Co-yame. Según dijo, un agente de los Servicios de Seguridad estadounidenses se acercó a él tras una de sus conferencias, entregándole la instantánea. Este misterioso personaje le explicó que el extraterrestre no había resultado herido y todavía vivía. Eso sí, férreamente custodiado por militares de EE UU en una base secreta. Aunque la citada imagen despierta muchas suspicacias, y hay quien apunta que podría formar parte de una campaña de intoxicación, lo cierto es que en torno al caso Coyame todavía quedan muchos secretos por desvelar.


CANADÁ: HABLAN LOS TESTIGOS
El 4 de octubre de 1967, alrededor de las once de la noche, un objeto volador no identificado cayó en las aguas del Golfo de Maine, en Shag Harbour, Nueva Escocia (Canadá). Un gran número de testigos aseguraron haber visto cómo el OVNI impactaba contra el mar. El Ejército envió a un equipo de buzos que «peinó» la zona durante
tres días, pero no hallaron nada, tal como se puede leer en uno de los informes sobre el incidente, desclasificados años después del mismo. Aunque oficialmente no se realizaron nuevas búsquedas, lo cierto es que un destacamento militar fue enviado a Shel-burne, localidad ubicada a algo más de 40 kilómetros de Shag Harbour, donde realizó una intensa labor a fin de localizar el OVNI, empleando incluso un submarino. Los militares recabaron testimonios de pescadores que estaban faenando y pudieron ver el es-trellamiento de la aeronave a escasa distancia. Chris Styles, uno de los testigos oculares del suceso, que por entonces era un niño, ha dedicado buena parte de su vida a recopilar informaciones sobre el caso, que hoy en día continúa generando bastantes más preguntas que respuestas. Aunque, como decimos, la versión oficial del Ejército es que no se hallaron los restos de ningún aparato accidentado, existen testimonios que afirman exactamente lo contrario: que las Fuerzas Armadas canadienses lograron rescatar el OVNI del océano y transportarlo a un lugar seguro. Uno de los testigos es un farero de la zona, que pudo contemplar cómo un equipo de militares se llevaba varias piezas de gran tamaño de la orilla. Hace un par de años, uno de los buzos que participó en las labores de rescate del No Identificado, manifestó que en el interior del mismo se encontraron los cuerpos de varios seres extraterrestres. También reveló que, cuando llegaron al lugar del impacto, vieron que otro OVNI se encontraba en las inmediaciones del estrellado, pero acabó abandonando la zona. A día de hoy, el caso de Shag Harbour sigue generando un agrio debate entre los investigadores, que tampoco han conseguido que las Fuerzas Armadas canadienses descalifiquen nuevos datos sobre el tema.



BRASIL: FRAGMENTOS DE UN PLATILLO
En 1957, Ibrahim Sued, periodista del diario brasileño O Globo, recibió una carta de alguien que decía poseer varios fragmentos de un platillo volador. En la misma adjuntaba varias muestras para que fueran analizadas, además de explicar cómo sucedieron los hechos. Aseguraba que se encontraba con unos amigos cerca de la ciudad de Ubatuba, cuando vieron las evoluciones aéreas de un objeto que se movía a gran velocidad. Ante su sorpresa, el OVNI explotó en los cielos y sus restos fueron a parar al mar. Inmediatamente se acercaron a una playa cercana, recogiendo algunos pequeños fragmentos que habían llegado a la orilla. Olavo Fontes, médico y miembro de la Organización para la Investigación de Fenómenos Aéreos (APRO, sus siglas en inglés), una de las mayores asociaciones ufológicas de la época, se puso en contacto con el periodista de O Globo, quien le mostró los trozos del supuesto OVNI que había recibido vía postal. A Fontes le llamó la atención que éstos aparentaban ser de plomo, pero casi eran tan ligeros como un papel. Puesto que Ibrahim no estaba interesado en el asunto, los fragmentos pasaron definitivamente a las manos del médico. Desde luego, pensó, difícilmente podría tratarse de un fraude con un móvil económico, porque el remitente ni siquiera se había identificado. El ufólogo consiguió que el Departamento Nacional de Producción Mineralógica del Ministerio de Agricultura de Brasil aceptara analizar los extraños fragmentos. Varios químicos los sometieron a diversas pruebas, comprobando que eran de una muy baja densidad y descartando que pudiera tratarse de restos meteóricos. Posteriormente se realizaron nuevos análisis, como el llevado a cabo por el Dr. Barbosa, quien determinó que las muestras tenían un alto contenido en magnesio. Fontes envió otros dos fragmentos a la sede de APRO en Arizona (EE UU), cuyos responsables los hicieron examinar en distintos laboratorios. Finalmente, el 8 de enero de 1969, APRO dio a conocer un informe sobre el asunto, en el que se podía leer: «Existe la posibilidad de que el material sea único. (...) El Dr. Busk (uno de los químicos que trabajaron sobre las muestras) no conoce a nadie que de forma intencionada pueda añadir estroncio a magnesio comercial». Lamentablemente, hoy por hoy algunas de las muestras ya no pueden ser examinadas, porque fueron destruidas para su análisis. Durante la tarde del 6 de mayo de 1978, los aledaños del cerro El Zaire, en Tarija (Solivia), se vieron repentinamente iluminados por un objeto cilindrico que volaba a gran velocidad. Éste expulsaba humo azulado y emitía un fuerte silbido. Instantes después, impactó contra la montaña, provocando una estruendosa explosión y un potente temblor de tierra, lo que llenó de temor a los lugareños. Los efectos del choque se sintieron a cientos de kilómetros del cerro El Zaire, afectando también a varias zonas de Argentina. Fueron muchísimos los testigos oculares del estrellamiento del OVNI, algunos de los cuales acabarían siendo entrevistados por periodistas y ufólogos. Una vez que miembros del Ejército boliviano llegaron al lugar del impacto, se toparon con un objeto de alrededor de cuatro metros de diámetro y morfología cónica. Diez días después del incidente, personal de la NASA se desplazó hasta Solivia en una misión de alto secreto, llevándose a EE UU algunos de los restos de la aeronave.



VIOLENTO IMPACTO EN LAS VEGAS
El siguiente caso tuvo lugar al anochecer del 18 de abril de 1962, cuando un OVNI cruzó buena parte de EE UU, siendo detectado por varios radares de la Defensa Aérea. El No Identificado sobrevoló diez estados, y acto seguido -tal como mostraron las trazas de radar- tomó tierra en Eureka (Utah), provocando interferencias en una planta eléctrica cercana. Pasados unos minutos, despegó y retomó el vuelo en dirección Este. Al llegar a Las Vegas, se dirigió hacia Mesquite (Nevada), pero de repente en el cielo se pudo contemplar un gran resplandor. Inmediatamente, la oficina del sheriff del Condado de Clark comenzó a recibir múltiples llamadas telefónicas. Al otro lado de la línea, decenas de testigos daban cuenta del inusual fenómeno aéreo que acababan de observar. Algunos de ellos presas de un gran nerviosismo. El investigador Kevin Randle tuvo la oportunidad de hablar con Walter Sun, policía que dirigió la unidad de rescate de los restos del No Identificado. Sun explicó que estuvieron peinando las montañas Spring durante toda la noche, sin éxito. Continuaron a la mañana siguiente, utilizando aviones para intentar localizar el lugar del siniestro. A pesar de todo el operativo, no consiguieron hallar los restos del OVNI. Oficialmente no había sido más que la explosión de un meteorito. Es más, en los archivos del Proyecto Libro Azul -una serie de investigaciones sobre OVNIs que llevó a cabo la Fuerza Aérea estadounidense (USAF)- se alude no a un caso, sino a dos: uno el 18 de abril y otro al día siguiente.


«FUE UNA NAVE DE OTRO MUNDO»
A pesar de las miles de personas que vieron la explosión, como decimos, la explicación oficial es la del meteorito. Pero, ¿cómo puede un meteorito descender y luego retomar el vuelo? Obviamente, sólo fue una pueril justificación para un hecho sobre el que todavía se cierne un gran secre-tismo, a pesar de los esfuerzos de varios ufólogos por desentrañar el enigma. Kenvin Randle realizó un exhaustivo informe sobre el caso, que concluyó con las siguientes palabras: «Ocurrió algo enormemente extraordinario en el cielo de Las Vegas. La Fuerza Aérea ofreció una serie de explicaciones ignorando los hechos. Pero los testigos que contemplaron lo ocurrido, conocen la verdad. Vieron algo del espacio exterior y no fue un meteorito. Fue probablemente una nave de otro mundo».

Aunque a la ex Unión Soviética se le han achacado varios incidentes -Tunguska, entre otros, sería el caso más representativo-, uno de los más importantes -acaso por la participación de científicos-fue el llamado «Accidente de Dal-negorsk», acaecido a finales de los años 80. La localidad de Dalnegorsk está ubicada en la parte más oriental de Rusia. El 29 de enero de 1986, ocurrió algo que iba a marcar la historia de esta población. Poco antes de anochecer, una esfera de color rojo apareció desde el sudeste, atravesó Dalnegorsk y terminó estrellándose contra el monte Izvestkovaya, conocido como «Altura 611». El objeto siniestrado, según los testigos, debía medir unos tres metros de diámetro, tenía morfología circular, su color era similar al del acero y no emitía sonido alguno. V. Kandakov, uno de los testigos del incidente, relató que el artefacto se detuvo repentinamente y cayó a plomo mientras se aproximaba a la citada montaña. Según otros testigos, que oyeron un débil golpe, el objeto se incendió y permaneció ardiendo durante aproximadamente hora, luego de impactar contra el suelo.


EXPEDICIONES EN BUSCA DE UN NO IDENTIFICADO
Según los datos recopilados por Paul Stonehill y Philip Mantle en su libro Soviet UFO Phenome-non, Valeri Dvzhilni, biólogo y entonces director del Comité de Fenómenos Anómalos en el extremo oriente ruso, fue el primer investigador que indagó sobre el incidente. Dvzhilni llegó al lugar de los hechos pocos días después de producirse la colisión. Al estudiar la zona del impacto, advirtió la ausencia de nieve, particularidad que achacó a que en aquel punto concreto había ardido algo, derritiéndola. Por otra parte, él y su equipo hallaron restos de rocas de sílice astilladas por la exposición a altas temperaturas, algunas de las cuales tenían restos de partículas metálicas adheridas. De hecho, los científicos recogieron varias muestras de las mismas, que trasladaron a la Academia de Ciencias rusa, al objeto de analizar los fragmentos metálicos con detalle. Entre otras conclusiones, los expertos dictaminaron que «la tecnología para producir aquellos materiales aún no existía en la Tierra», subrayan Stonehill y Mantle en su libro.
Además, los científicos estudiaron varias muestras de ceniza que recogieron en el lugar del supuesto impacto, concluyendo que era el producto de la combustión de «algo biológico», quizá un animal que estuviera en el área, pero sin descartar que se tratara del «ocupante» del artefacto siniestrado.
Otras hipótesis al respecto fueron las relacionadas con el origen del impacto. En este sentido, los investigadores pensaron que había dos posibilidades: o que el objeto hubiera colisionado y simplemente se tratare de un choque, o que al estrellarse se hubiera activado algún tipo de mecanismo de autodestrucción, lo que explicaría que las piezas metálicas se hubiesen fundido en el interior de las rocas. Durante los años 1999 y 2000 se publicaron nuevos artículos sobre el incidente. Además, se realizaron hasta cuatro expediciones -sobre todo de equipos japoneses y coreanos- en busca de respuestas sobre lo ocurrido, si bien sus resultados no fueron concluyentes. Habrá que seguir esperando para conocer nuevos datos.


OVNIS EN EL ÁREA 51 RUSA
Las instalaciones conocidas como Kasputin Yar son una especie de Área 51 soviética. Se construyeron por orden de Stalin al objeto de planificar y poner en práctica pruebas secretas durante la Guerra Fría. Según ciertos informes, el 19 de junio de 1948, el espacio aéreo de Kasputin Yar fue invadido por un objeto no identificado. Las autoridades de la base reaccionaron de inmediato, ordenando a uno de sus pilotos que interceptara al intruso. Al llegar a la altura del OVNI, el oficial del Mig anunció que una luz proveniente del artefacto le estaba cegando. Tras recibir la orden de disparar, procedió a derribarlo. Sin embargo, al mismo tiempo que lo hacía, el misterioso objeto lanzó sobre él una ráfaga, cayendo ambas aeronaves en las inmediaciones de la base de Kasputin Yar. En opinión del ufólogo norteamericano Bill Birnes, que ha investigado el caso en profundidad, los restos del no identificado fueron recogidos por los soviéticos y trasladados a un laboratorio llamado Zhiktur. Según Bimes, esto supuso el inicio de un programa ultra secreto de OVNIs en la Unión Soviética...


CAZAS CONTRA UNA AERONAVE EXTRATERRESTRE
El investigador Nikolay Subbotin, junto con Emil Bachurin, fueron los principales protagonistas que sacaron a la luz el caso que vamos a resumirles. Ocurrió en Shaitan Mazar, en la cordillera Tian Shan, el 28 de agosto de 1991. El radar de la estación de Mangyshlak detectó un objeto de unos 600 metros de largo y 110 de ancho, que apareció súbitamente sobre el Mar Caspio. Se desplazaba a una velocidad de 6.300 millas por hora y volaba a 21.000 pies de altura. Los operadores de la estación, al no recibir identificación alguna por parte del artefacto y tras confirmar que no se estaba realizando ninguna misión en la zona, alertaron al ejército. Acto seguido, varios Mig recibieron la orden de obligar a aterrizar al intruso y, en caso de que no lo hiciera, también la de abrir fuego. Cuando los pilotos establecieron contacto visual con el OVNI, quedaron impresionados ante su descomunal tamaño. Era alargado y de color gris metalizado. Distinguieron dos aberturas -una especie de puertas- en la parte delantera y extraños símbolos de color verde en el fuselaje. Al ignorare! no identificado sus avisos, los pilotos decidieron efectuar varios disparos de advertencia. Sin embargo, justo antes de hacerlo, los sistemas de sus Mig comenzaron a fallar, viéndose obligados a abortar la misión y regresar a la base. Mientras, los operadores continuaban vigilando al OVNI a través de los radares. Sin embargo, repentinamente, el objeto se esfumó inesperadamente, del mismo modo que había surgido sobre el Mar Caspio, y ya no volvió a aparecer.


ACCIDENTE MORTAL
Un mes más tarde, comenzaron los rumores acerca del estrellamiento de un gigantesco objeto en las montañas de Shaitan Mazar. La mayoría provenían de los habitantes de las pequeñas aldeas en torno a la ciudad de Karakol, en Kirguistán, que habrían sido testigos del avis-tamiento de una enorme y misteriosa aeronave. Tan populares se hicieron aquellos relatos, que un grupo de inquietos investigadores -con ganas de saber más sobre el incidente- decidió organizar una expedición y comprobar si aquella insólita historia era cierta. El equipo, capitaneado por Antón Bogatov, era una mezcla entre alpinistas y vecinos de la región, estos últimos grandes conocedores de los peligros de las montañas. Tras recabar los testimonios de varios aldeanos, que mencionaban un lugar aparentemente quemado por la radiación, donde no funcionaban los relojes ni los aparatos eléctricos, eligieron su punto de destino: un lugar aislado en las estribaciones del valle de Sary Djaz, muy cerca de la conocida como «carretera de la muerte». Muy pronto, los expedicionarios decidieron ponerse en marcha. Sin embargo, no tuvieron en cuenta la inminencia de la temporada de nieves, temible por aquellos lares. Apenas transcurridas dos semanas de su partida, se vieron obligados a regresar al campamento base, en Bishek, con problemas de congelación y quemaduras entre varios de sus integrantes. La primera expedición había sido un fracaso. Entre tanto, SAKKUFON, organización rusa dedicada a la investigación OVNI, supo que el gobierno no sólo llevaba meses recopilando información sobre el incidente, sino que había movilizado a un destacamento de la Fuerza Aérea para investigarlo. Al parecer, en noviembre de 1991, helicópteros rusos que aterrizaron en la zona lograron dar con el objeto siniestrado. Sin embargo, minutos después de que una de las aeronaves lo asiera a su carcasa para elevarlo y trasladarlo a una base cercana, ocurrió un desafortunado accidente, como consecuencia del cual habría muerto la totalidad de la tripulación del helicóptero...


«UNA NAVE DE OTRO PLANETA»
El grupo que integraba la segunda expedición contó con mejor preparación. Comandado por el militar retirado Germán G. Svechkov, fue sometido a un duro entrenamiento físico y mental. Cuando todo estuvo listo, Svechkov decidió que lo mejor sería dividirse, para así tener más posibilidades de alcanzar el objetivo. Se formaron tres grupos, cada uno de los cuales avanzaría hacia el objetivo por una ruta distinta. Finalmente, en junio de 1992 se adentraron en aquellas peligrosas montañas. Su primer obstáculo fue escalar la cara septentrional de la cordillera y todo transcurrió con normalidad. Poco después, les esperaba una grata sorpresa. Los integrantes de una de las cordadas se quedaron atónicos cuando distinguieron algo a lo lejos. Sin embargo, antes de avanzar hacia el objeto, decidieron tomar precauciones. No en vano, los rumores hablaban de quemaduras y desorientación al acercarse al artefacto... «Allí estaba, una nave de otro mundo», dijo uno de los miembros de la expedición al relatar su experiencia, cuando estaba situado a algo menos de un kilómetro del OVNI. Al parecer, el artefacto se había partido en dos, y en sus inmediaciones comenzaron a percibir la presencia de algún tipo de energía, un campo de fuerza que iba debilitándoles según se aproximaban al objeto. «Podías sentirlo por todas partes», explicó Emil Bachurin. Además, los instrumentos electrónicos comenzaron a fallar. Al mirar sus brújulas, se percataron de que todas apuntaban en dirección al OVNI, al mismo tiempo que diversos aparatos de medición estaban «fritos». De hecho, era tal la opresión y el malestar que sentían los miembros de la expedición, que se vieron obligados a cancelar varias pruebas que tenían previstas realizar in si-tu. Sin duda, era algo verdaderamente extraño, sobre todo si tenemos en cuenta que ninguno de los expedicionarios llegó a estar más cerca de 800 metros del OVNI. En cualquier caso, desde la distancia apreciaron perfectamente varios detalles del objeto, como unos misteriosos símbolos que nadie supo interpretar, marcas similares a las descritas por los pilotos de los Mig que habían perseguido tiempo atrás al no identificado, cuyas características plasmó uno de los miembros de la expedición en su cuaderno de notas.



SUFRIERON QUEMADURAS
Otros expedicionarios tomaron fotografías del objeto. Sin embargo, según explicaron, debido a la misteriosa «radiación» que impregnaba el ambiente, ninguna de las instantáneas resultó válida tras el proceso del revelado. Además del OVNI siniestrado, los integrantes de la expedición vieron los restos del helicóptero ruso que, según había divulgado la organización SAKKUFON, se había estrellado al intentar trasladar al no identificado. En cualquier caso, y aunque no obtuvieran un testimonio gráfico del sensacional avistamien-to con el que culminaron su aventura, los expedicionarios la consideraron un notable éxito, lo que les animó a planear una tercera incursión. Sin embargo, pasó bastante tiempo hasta que pudieron reunir los fondos necesarios y el personal adecuado como para abordar una nueva expedición, que creerían sería la definitiva. Pero la terca realidad convirtió aquella postrera intentona en un verdadero fracaso. Al llegar nuevamente al lugar del impacto, tanto el OVNI como el helicóptero habían desaparecido sin dejar huella. Transcurría agosto de 1998, muchos años desde aquel primer y esperanzador viaje... ¿Qué había ocurrido? ¿Dónde estaban el OVNI y la aeronave militar? ¿Los había retirado el ejército para eliminar cualquier rastro del misterio? Muchos así lo creen.


1947: PLATILLO VOLANTE ESTRELLADO EN CHINA
En agosto de 2009, el portal de noticias xinhua-net.com se hacía eco de una sorprendente primicia. La misma hacía referencia a un área militar altamente secreta, situada en Chengdu, capital de la provincia de Sichuan, región célebre por el número de avistamientos OVNI que tienen lugar en sus inmediaciones, y considerada por los aficionados al fenómeno como el Área 51 de la República Popular China. En concreto, la noticia aludía a ciertos documentos desclasificados en 2008, en los cuales se describía un episodio con un asombroso parecido al archifamoso «Incidente Roswell», ocurrido en 1947. A juzgar por la citada información, los detalles del suceso habían permanecido ocultos durante más de 60 años. El extraño caso tuvo lugar el 18 de julio de 1947. Al parecer, un granjero de Chengdu, de camino a sus tierras, descubrió los restos de un «platillo volador u OVNI», se leía en la noticia. En concreto, se trataba de dos cajas recubiertas con «papel de aluminio». Bajo las mismas, el granjero observó lo que, según xinhuanetnnm, parecía una «esfera de hidrógeno». Extrañado por lo inusual del hallazgo, el campesino puso en conocimiento de los hechos al profesor Zeng Zhanhan, por aquel entonces jefe del departamento de Física de la Universidad de Sichuan. Junto con otros expertos, Zhanhan analizó los restos del supuesto OVNI, redactando un informe al respecto de los mismos. El 26 de julio, la Universidad de Sichuan remitió dicho expediente a la 9a división de policía. Para sorpresa de los uniformados, el informe calificaba al objeto como un «OVNI».
El jefe de policía local, el inspector Li Yi-man, acudió a investigar los hechos en persona, deduciéndose del ulterior atestado que lo que el granjero encontró fue un «dispositivo estadounidense de medida», es decir, un simple globo sonda o meteorológico. Poco después, el jefe policial en la provincia de Sichuan, Lau Chong-pu, filtró un dossiersobre el suceso a un importante diario de la municipalidad de Chongqing. Sin embargo, en este nuevo informe no se decía nada acerca de un «platillo volador». Antes de la filtración, se supo que la policía había «sugerido» al profesor Zhanhan que modificase el contenido de su primer informe, aclarando que el objeto encontrado no era más que un globo meteorológico. Como pueden observar, el paralelismo entre este incidente y el caso Roswell es evidente. Por si fuera poco, parece ser que el ejército estadounidense acabó implicado en el asunto, quizá para participar en su encubrimiento. Ni el campesino ni otros muchos habitantes de la zona que fueron testigos del hallazgo, quedaron convencidos con la explicación oficial... Hoy, el elevado número de avistamientos en Chengdu no hace sino alimentar los rumores sobre la naturaleza extraterrestre del objeto que se recuperó en 1947.

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